El origen de los humanos modernos: el debate actual

Hasta hace pocas décadas, se consideraba que los humanos habíamos evolucionado de forma lineal en un proceso que constaba de distintas fases y en el que una no comenzaba hasta que no había acabado la anterior. Sin embargo, desde el último tercio del siglo XX, en un marco en el que distintos progresos, no solo en el campo de la ciencia, contribuían a modificar las ideas sobre la Humanidad que hasta entonces estaban vigentes (Edgar Morin, 1999: 28), se mantiene un debate acerca del origen de los humanos modernos.

El debate que encierra la expresión “los humanos modernos” se desarrolla en torno a cuál es la especie de la que provienen los humanos anatómicamente iguales a los humanos actuales y también a la definición del comportamiento humano moderno. Sobre este último aspecto, existen teorías que apuntan a que una mejora en las capacidades cognitivas provocó la llamada “revolución humana” (aumento de la complejidad del comportamiento) mientras que otras sostienen que no existió tal cosa (Robert Boyd, Joan B. Silk, 2004: 438). Aún otras achacan esa revolución a cambios tecnológicos o a una combinación de los cambios culturales y los genéticos (Robert Boyd, Joan B. Silk, 2004: 445).

Sobre cuál es la especie de la que provienen los humanos modernos existen básicamente dos teorías. Una de ellas es la teoría multirregional que defiende que el humano anatómicamente moderno desciende del humano arcaico – Homo heidelbergensis que deciende de Homo erectus – que se había repartido por todo el mundo – mediante cruces y migraciones – y que presentaba morfologías distintas en las diferentes partes del planeta pero que formaba una única especie (Robert Boyd, Joan B. Silk, 2004: 423). Tras el descubrimiento de los yacimientos de Atapuerca, algunos investigadores actualizaron la propuesta de trabajo y presentaron al espécimen encontrado ahí, el homo antecessor, como posible último antepasado común entre los neardentales y los hombres anatómicamente modernos (Francisco J. Ayala y Camilo José Cela-Conde, 2003: 5). Los especialistas que defienden esta hipótesis lo hacen sobre todo en base a los datos que provienen de fósiles. Las actuales diferencias morfológicas entre personas de distintos lugares de la Tierra son otra de las pruebas que presentan a su favor.

Existe otra hipótesis, llamada “desde África” o “del débil Jardín del Edén”, que defiende que los humanos modernos proceden de un único grupo originalmente africano y que colonizó posteriormente todo el mundo, llegando a convivir con los neardentales y, tal vez, precipitando su extinción. Esta hipótesis se ha visto reforzada gracias a las extracciones de ADN mitocondrial de neardentales tales como los ejemplares del valle de Neander o el del norte del Caúcaso, de cuyo análisis se desprende que las diferencias entre estos y los humanos modernos son lo suficientemente importantes como para hablar de dos especies diferentes con seguridad (Francisco J. Ayala y Camilo José Cela-Conde, 2003: 6). El ADN mitocondrial es útil para estos estudios porque al transmitirse solo por vía materna y no combinarse (algunas estimaciones hablan de una sola mutación cada 10.000 años en el fragmento más propenso a sufrir variaciones) se conserva con muy pocos cambios a lo largo de miles de años. A demás, es fácil de obtener y se conservan muchas copias (Robert Boyd, Joan B. Silk, 2004: 423). Sin embargo, si no se apoya en otros datos, el estudio del ADN mitocondrial puede ser una prueba débil, como lo demuestra el hecho de que el ejemplar de Lago Mungo, anatómicamente moderno, también muestra muchas diferencias en esta prueba comparado con humanos actuales (Francisco J. Ayala y Camilo José Cela-Conde, 2003: 6). A falta de técnicas adecuadas para recuperar el ADN nuclear, cabe destacar que los arboles evolutivos basados en el estudio del cromosoma Y apoyan los datos que provienen del análisis del ADN mitocondrial (Robert Boyd, Joan B. Silk, 2004: 433). Por si aún cabía alguna duda, en una excavación reciente se han encontrado en Etiopía fósiles de un humano anatómicamente moderno – datados con precisión – anterior a la mayoría de neardentales (Robert Sanders, 2003)

Con estos datos en la mano, es difícil seguir sosteniendo la hipótesis multirregional. De lo que no cabe duda es de que es imposible es seguir explicando la evolución humana como un proceso lineal.

Bibliografía

AYALA, FRANCISCO J. y CELA-CONDE, CAMILO JOSÉ, 2003: Cómo ha llevado la evolución hasta el ser humano. 2003, TELESKOP Revista de pensamiento y cultura [en línea] Disponible en <http://web.archive.org/web/20030809020040/http://www.teleskop.es/>. Recogido por archive.org.

BOYD, ROBERT; SILK, JOAN B., 2004: Cómo evolucionaron los humanos. Barcelona: Ariel.

MORIN, EDGAR. 1999: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. París: UNESCO [en línea] Disponible en: <http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf>

SANDERS; ROBERT, 2003: 160,000-year-old fossilized skulls uncovered in Ethiopia are oldest anatomically modern humans. Berkeley: UC Berkeley News. [en línea] Disponible en <http://www.berkeley.edu/news/media/releases/2003/06/11_idaltu.shtml>.