El origen de la visión actual de la Edad Media
Muchos prejuicios impiden una visión adecuada de lo que es la Edad Media.
Todo lo que hacen las personas tiene una explicación. Las recreaciones medievales, por ejemplo, son una manifestación cultural. ¿Qué placer hay en vestirse de cruzado? ¿Por qué se recrea la Edad Media si existen esos prejuicios?
El punto de partida es: ¿Qué es la Edad Media? Es un tiempo que no tiene nombre, porque su denominación solo hace referencia a su ubicación cronológica. No es como «Edad postmoderna», que tiene una denominación con contenido. Las personas que vivían en la Edad Media evidentemente no tenían conciencia de ser medievales.: manejaban otras periodizaciones (esto es, articulaciones, divisiones del tiempo). Básicamente usaban la periodización propia del Cristianismo: distinguían entre lo sucedido antes y después de Cristo.
Consideraban, por lo tanto, que la historia tiene un principio y un fina. Dios decide cuando se inicia el tiempo con el Génesis. En el curso de la historia hay una división, una ruptura, que es el nacimiento de Cristo. El tiempo se acaba también con una decisión divina: el Juicio Final.
Un papel esencial en el establecimiento de esta periodización lo jugó San Agustín de Hipona. Para él, el tiempo no es solo discurrir, el paso de los días y de las horas. Considera que la Historia tiene un fin, va haca un lugar: el Juicio Final. Es un tiempo lineal, tiene una directiva escatológica (es decir, tiene fin). Además la Historia tiene un sentido, Dios nos acompaña, nos quiere llevar a la salvación.
Volviendo al término «Edad Media», no se trata solamente de una división, una forma cómoda de dividir el tiempo, sino que se trata además de un juicio e incluso de un prejuicio.
De hecho hay una serie de prejuicios relacionados con esta etapa: ni los medievales concebían la tierra como plana (se sabe que es esférica desde los griegos), ni dedicaban la vida entera a rezar ni hay pruebas de que existiera el derecho de pernada.
Otro mito extendido es que hacían uso más o menos frecuente del cinturón de castidad. De dicho cinturón hay algunos indicios en el siglo XIV pero no parece que entonces hiciera fortuna. Del siglo XVI hay gravados en los que aparece tal artilugio. Finalmente, en el siglo XXI vuelve a aparecer el cinturón de castidad pero como juguete erótico. No es, pues, en la Edad Media donde está documentado el uso del cinturón: los prejuicios son proyecciones de nuestros miedos, fantasías, etc.
Historia de esta idea de la Edad Media
En la historia de la Edad Media hay tres estratos: el humanista, el ilustrado y el romántico.
Los humanistas en el Renacimiento se consideran hombres modernos y quieren distinguirse a la vez que identificarse con el modelo antiguo, el clásico. Quieren romper con lo que hay en medio de esos dos periodos, con lo que no es el modelo y es diferente a lo que viven: lo del medio, la Edad Media.
Por otra parte, se asimila el ciclo histórico a al astrológico, y como «lo malo» es lo oscuro y «la luz» lo bueno, se asocia la Edad Media a las tinieblas.
Durante la Ilustración se preserva la periodización humanista y con ello la valoración negativa. La denominación «Siglo de las luces» que se da a la Ilustración es una continuación del uso de las mismas imágenes. Durante la ilustración se vulgariza y se divulga la historia de la Edad Media y se ponen sus límites temporales que hasta entonces habían sido fluctuantes, y desde entonces quedan fijados en el período de tiempo comprendido entre el 476 (Caída del Imperio Romano de Occidente) y el 1493 (llegada de Colón a América). También durante la Ilustración se hace una división de la Edad Media en sí: Alta Edad Media, Plena Edad Media y Baja Edad Media.
La idea de Edad Media se usa políticamente por los ilustrados, que se refieren a ella como «El Antiguo Régimen». superstición, barbarie, ignorancia, etc., se encarnan en la Edad Media en opinión de los ilustrados.
El Romanticismo –sobre todo el centro-europeo– acepta la periodización pero inaugura un cambio en la valoración de la Edad Media. Para los románticos la Edad Media es un mundo de poesía, de brujos, de magos y de caballeros. Tiene por lo tanto aspectos positivos: no es un mundo bello (en la acepción clásica de «bello») pero tiene cosas positivas como el misterio. Siguen considerando a los medievales como «brutos», pero sin embargo creen que son auténticos (valoración muy característica del Romanticismo). Lo popular es lo que alberga la poesía y la autenticidad.
Se trata pues de una idealización, aunque en este caso positiva, teñida de nostalgia, frente al mundo considerado como gris (frío, por demasiado racionalista) de la Ilustración. Esa idea tiene una traducción institucional que se materializa en estudios, publicaciones y nuevas ediciones de obras medievales. Se crean instituciones para el estudio y la investigación de la Edad Media.
Los románticos usan también la Edad Media con objetivos políticos en la época de la Revolución Francesa: contraponen la racionalidad a la poesía, la importancia del pueblo y el alma nacional al cosmopolitismo de los ilustrados y lo popular a lo elitista.
El legado que todo ello deja es una edad media nacionalizada e idealizada. Además, se traslada una edad media conservadora e incluso reaccionaria.